domingo, 6 de diciembre de 2009

La educación en los tiempos de la Gripe A

Podríamos decir que este fue un año escolar atípico. Fuera de lo pautado en el calendario escolar, directivos, docentes, no docentes y alumnos estuvimos fuera de los establecimientos educativos más de lo acostumbrado. La Gripe A se instaló en nuestro país y, a modo de prevención, debimos cambiar muchas de nuestras rutinas, incluida la de asistir a clases.

Desde los Estados (nacional, provincial o municipal) se pusieron en marcha una variedad de programas, algunos con más y otros con menos éxito, para compensar las jornadas que se perdieron en todos los ámbitos educativos.

Esta situación, analizada a la luz de la necesidad de repensar el tema de la presencialidad / no presencialidad en los procesos educativos, no hace más que confirmar el largo camino que al respecto nos queda por recorrer.

La utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en la educación ha contribuido, en los últimos años, a pensar y diseñar propuestas que combinan situaciones de aprendizaje presencial y no presencial que conocemos bajo el concepto de blended learning.

Estas propuestas incluyen desde la utilización de Internet para resolver cuestiones operativas/informativas hasta modelos a distancia donde todo el proceso (incluida la evaluación) se da en un entorno virtual.

Siguiendo a García Aretio, podemos sostener que la inclusión de las TIC, en especial Interrnet, puede contribuir a complementar las ventajas del aprendizaje presencial con el no presencial, del aprendizaje autónomo con el colaborativo; a compensar la comunicación vertical con la horizontal, lo sincrónico con lo diferido, lo individual con lo grupal; a adecuar los procesos de enseñanza y aprendizaje a cada situación concreta.

Ahora bien, como ya hemos sostenido en otras oportunidades una propuesta de este tipo debe sostenerse en una conciente planificación que justifique dicha elección y sobre todo acompañe los principios y las metas fijadas.

Si bien todavía el desarrollo del e-learning es incipiente, lo cierto es que la incorporación creciente y vertiginosa de las TIC en todos los ámbitos de la vida nos hacen suponer que éste será un tema de preocupación cada vez más importante y urgente en la educación.

Javier Echeverría en su trabajo monográfico “Educación y tecnologías telemáticas” nos dice que “además de aplicar las nuevas tecnologías a la educación, hay que diseñar ante todo nuevos escenarios educativos donde los estudiantes puedan aprender a moverse e intervenir en el nuevo espacio telemático. El acceso universal a esos escenarios y la capacitación para utilizar competentemente las nuevas tecnologías se convierten en dos nuevas exigencias emanadas del derecho a que cualquier ser humano reciba una educación adecuada al mundo en el que vive”.

El sostiene que las TIC posibilitan la creación de un nuevo espacio social para las interrelaciones humanas que denomina tercer entorno (E3), distinguiéndolo así de los entornos naturales (E1) y urbanos (E2), que posee una estructura propia, reticular, representacional, distal, multicrónica, sin recintos espaciales, apta para la información, la comunicación, la interacción, el entretenimiento y la expresión.

Por eso, afirma que “lo más urgente es aprender a intervenir en el tercer entorno, más que a buscar información. De ahí que haya que preguntarse cómo se pueden desarrollar los seres humanos en el entorno telemático, en lugar de prestar atención exclusiva a los nuevos artefactos tecnológicos, y cómo usarlos eficientemente”. El nuevo entorno requiere nuevas competencias, nuevos saberes, habilidades, destrezas y actitudes.

En este sentido, manifiesta que en primer lugar hay que realizar una enorme labor de formación de agentes educativos y comenzar a crear materiales apropiados para llevar adelante la tarea educativa. Esto representa un desafío crucial al que ya nos hemos referido (en otros artículos de este blog) y que implica superar muchos supuestos, modelos y mitos muy arraigados todavía en los ámbitos educacionales.

De todos modos, Echeverría insiste en que “se trata de expandir la escuela al tercer entorno, no de eliminar la escuela actual”. De hecho, el nuevo espacio (E3) no sustituye a los otros (E1 y 2), se superpone, se entrelaza con ellos. Claro que si sostenemos, como lo hace dicho autor, que “el modo en que se desarrollen los procesos educativos en el espacio electrónico incidirá profundamente en el tipo de sociedad de la información que vayamos a tener”, debemos saber que las decisiones que tomemos en el ámbito educativo serán claves para otros ámbitos.

Quizás, si la Gripe A nos hubiera sorprendido con estas cuestiones más avanzadas y resueltas no deberíamos haber evaluado las circunstancias en términos de pérdida. Quizás habríamos asumido la contingencia en el marco de un escenario educativo que integre presencialidad y distancia en pos de una formación adecuada al mundo en que vivimos.

Referencias bibliográficas

MÓDULO: ENSEÑAR Y APRENDER EN REDES, Diplomatura en Educación y Nuevas Tecnologías 2009, FLACSO Argentina (Sesiones 1, 2 y 3).

ECHEVERRÍA, Javier (2000). "Educación y tecnologías telemáticas", en Revista Iberoamericana de Educación Número 24, Septiembre / Diciembre 2000, OEI Ediciones.

GARCÍA ARETIO, L. (2004) Blended Learning, en Boletín Electrónico de Noticias de Educación a Distancia (BENED).

lunes, 10 de agosto de 2009

Nuevas TIC. La formación de docentes es una materia pendiente

La idea de incorporar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación a los procesos educativos suele ser muy tentadora pero frustrante en algunos casos. Tengo la sensación que, sobre todo en las escuelas, el optimismo puede transformase rápidamente en desilusión cuando un docente observa que aquello que había planeado no resultó tal cual lo pensó. Podríamos decir que este tipo de experiencia valdría para cualquier tecnología que utilicemos como recurso didáctico. Y es así porque, en cualquier caso, son los supuestos pedagógicos los que guían la inclusión de recursos tecnológicos en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Cuando un docente planifica o programa se apoya en ciertos presupuestos teóricos, prácticos y axiológicos que lo ayudan a determinar qué contenidos enseñará, para qué, cómo los organizará, los abordará y los evaluará.

Al respecto, me interesa aquí reflexionar sobre las nuevas herramientas tecnológicas, es decir sobre la inclusión de las TIC en la enseñanza, en especial dentro de las escuelas.

Creo que es necesario destacar, en primer lugar, que las TIC son parte de la realidad de los jóvenes. Cada vez más, niños y adolescentes, han ido incorporando distintos aparatos tecnológicos a sus prácticas cotidianas y configurando a partir de ellos su propia identidad, la forma de relacionarse con otros y el modo de acercarse al conocimiento. La escuela, por su parte, reconoce esto pero ha respondido de diferentes maneras. Por un lado, están quienes sostienen que la escuela debe resistir a esta nueva realidad, y por otro, quienes con más esperanza han visto en ella una nueva oportunidad.

Más allá de la postura que se adopte, lo cierto es que la integración de las tecnologías en la educación está colmada de impedimentos. Área Moreira (2002) sistematiza una serie de condiciones que no favorecen y generan resistencia para la inclusión de las tecnologías en los procesos educativos:
“a) persistencia de un modelo de institución escolar que fue creada en el siglo XIX para responder a las necesidades de las incipientes sociedades industriales.
b) el curriculum está organizado siguiendo el modelo ilustrado de la cultura del siglo XVIII (es decir, compartimentalizado y secuenciado en materias o disciplinas científicas en orden creciente de dificultad).
c) desarrollo deficitario de la infraestructura y recursos tecnológicos en las aulas y centros educativo debido a las limitadas inversiones económicas.
d) ausencia de conocimientos y destrezas tanto tecnológicas como pedagógicas para que el profesorado pueda planificar, desarrollar y evaluar actividades educativas apoyadas en tecnologías no impresas.
e) vigencia en las actividades y prácticas del aula de los modelos tradicionales de enseñanza que priman la transmisión y recepción del conocimiento y de un modelo cultural libresco, decimonónico, y en consecuencia, de la generalización limitada de modelos de aprendizaje orientadas a desarrollar nuevas competencias y habilidades necesarias para la alfabetización digital”.

Estas condiciones desfavorables alimentan algunos mitos y se traducen en frustraciones cuando no se cumplen las expectativas que genera la incorporación de las tecnologías tal como explica Rosenberg (2001) al referirse a los “ciclos de fracaso” que terminan produciendo el paradójico efecto de reforzar los viejos modelos educativos que se pretende transformar.

Uno de los mitos “construidos por los mismos actores educativos para preservarse de la inclusión de la informática en sus prácticas escolares” o “porque la tecnología les era lejana a sus propias prácticas”, es que respecto a las TIC los alumnos saben más que los docentes. (Susana Muraro, 2005)

Si bien puede ser válido pensar que este sentimiento de indefensión puede ocultar cierta comodidad con lo instituido, también es cierto que muchos docentes, quizás la mayoría, no cuentan con la formación necesaria para incorporar las nuevas tecnologías a sus prácticas. La cuestión central es cómo incluirlas, es decir, contar con los conocimientos necesarios que permitan definir para qué y por qué el uso de ellas aportará un valor agregado a lo que se enseña y se aprende.

En este sentido, podemos citar a Marchesi, A. y otros autores (2003) que consideran que se han atribuido numerosas ventajas a las TIC como instrumentos de mejora de los aprendizajes de los alumnos, entre ellas crear contextos de aprendizajes que abren nuevas posibilidades de información y comunicación; promover la interactividad; transformar nociones abstractas en modelos figurativos a partir de los programas informáticos; aproximar el entorno escolar a otros entornos de los alumnos facilitando la transferencia de aprendizajes de unos contextos a otros; y ampliar las relaciones de alumnos y profesores con sus pares, superando hasta las distancias físicas.

Por su parte, Salomon, Perkins y Globerson (1992) introducen el concepto de “residuo cognitivo transferible” para describir los efectos de la interacción de las personas con las tecnologías. Sostienen que dicha colaboración, dota a las personas “de habilidades, y de estrategias del pensamiento que reorganizan y aumentan su rendimiento, incluso cuando estén apartadas de la tecnología en cuestión.” En tanto, David Jonassen (1996) propone aprender con las computadoras en tanto pueden constituirse en “socias intelectuales” que mejoran la capacidad de reflexión y facilitan la construcción del conocimiento.

Ahora bien, como destacan Marchesi y otros, estas ventajas son posibles en tanto y en cuanto exista un modelo o proyecto pedagógico que soporte estas posibilidades; serán aprovechadas en la medida que los docentes sean capaces de planificar y programar la incorporación de las TIC en el desarrollo de contenidos a partir de sus propios saberes y habilidades respecto a ellas. Los docentes deben estar preparados para asumir este desafío. Un desafío que es tanto individual como social.


Referencias bibliográficas

MÓDULO: ENSEÑAR Y APRENDER CON TECNOLOGIAS, Diplomatura en Educación y Nuevas Tecnologías 2009, FLACSO Argentina (Sesiones 1, 2, 3 y 4).

AREA MOREIRA M. (2002 ) “ La integración escolar de las nuevas tecnologías. Entre deseo y realidad”, en: Revista Organización y gestión educativa, N° 6, noviembre–diciembre, pp. 14-18. Disponible en: URL: http://webpages.ull.es/users/manarea/Documentos/integracion.pdf

JONASSEN, D. H. (1996) Learning from, learning about, and learning with computing: a rationale for mindtools. Computer in the classroom: mindtools for critical thinking. (pp.3-22) Englewood Cliffs, New Jersey : Merrill Prentice

MARCHESI, A. y MARTIN, E (2003) Tecnología y Aprendizaje. Madrid: Editorial SM. Disponible en: URL: http://www.piloto.librosvivos.net/ Cap. 1.

MURARO, S. (2005) Una introducción a la informática en el aula. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

SALOMON, G., PERKINS, D. Y GLOBERSON, T. (1992), “Coparticipando en el conocimiento: la ampliación de la inteligencia humana con las tecnologías inteligentes”, en Revista CL&E Comunicación, lenguaje y educación Nº 13:6-22.

La web 2.0 y el desafío de formar ciudadanos digitales

Es indudable que cada vez más las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en especial Internet, se integran a nuestras rutinas y actividades diarias de manera tan “natural” que pocas veces nos dan o nos damos la oportunidad de reflexionar sobre la utilización que hacemos de ellas en distintos ámbitos laborales, educativos y sociales.

La aparición de cada nuevo medio de comunicación en el transcurso de la historia dio origen a planteos y análisis, entre otros aspectos, respecto a quien decide, controla, administra sus contenidos. Ahora bien, la lectura de las distintas sesiones del módulo BASES Y ACTUALIZACIONES EN TECNOLOGÍAS APLICADAS me llevó a pensar que respecto a Internet el tema en cuestión ya no es quien produce el contenido sino quién y cómo se dispone de ese contenido.

El paso de la primera web a su versión 2.0 amplió la cantidad de aplicaciones que permiten y facilitan la libre expresión de los usuarios y su interacción. Quienes utilizan la red cuentan con la posibilidad de pasar de ser simples consumidores de la información que allí circula a activos productores de sus propios contenidos en forma individual o grupal. El crecimiento explosivo de los weblogs, la aparición de las wikis y algunos sistemas de gestión de la información como los lectores de RSS, posicionadores de noticias, marcadores sociales, la utilización masiva de las redes sociales, son los ejemplos más claros de lo que está sucediendo en este ámbito tecnológico.

Esta nueva modalidad de uso de la web ha traído consigo algunas observaciones respecto a qué hay detrás de las opciones que ofrece, en especial de algunas herramientas de trabajo colaborativo y las redes sociales.

Al respecto, Piscitelli cuestiona que en algunos casos la gente termina siendo utilizada por las herramientas en lugar de que las personas las usen. De hecho, existen varios planteos que cuestionan las potencialidades de la actual Internet tales como la falta de criterios de autoridad de lo que se publica y circula en ciertos espacios principalmente de construcción grupal; la pérdida de dominio y control de lo que se publica; la utilización que se realiza o podría realizarse de la información personal que queda registrada de cada intervención de los usuarios en la red; la concentración de la propiedad de los sitios más visitados; la mercantilización del desarrollo del software y hardware.

Dichos planteos suponen reflexiones que superan la instancia individual para convertirse en temas de relevancia social. Rheingold sugiere que Internet puede ser concebido como un “bien público”, es decir como un recurso del que todos pueden beneficiarse, lo hayan creado o no.

Como todo bien público, su administración tiene implicancias políticas, sociales, filosóficas y éticas. Los movimientos que alientan el desarrollo y uso del software libre, las estrategias planteadas respecto a la propiedad y preservación de la información (copyleft, creative commons, el XML), así como la búsqueda de una protección legal para una Internet libre y gratuita (“net neutrality”) son algunas de las acciones que intentan preservar la red de quienes pretenden utilizar ese recurso en beneficio propio.

Así como el ideal democrático de cualquier sociedad supone la participación de ciudadanos responsables y comprometidos, que conozcan y pongan en ejercicio sus derechos y obligaciones, el ideal funcionamiento de Internet supone un “ciudadano digital” que no sólo conozca el manejo de las herramientas tecnológicas sino pueda moverse en el marco de una igualdad de oportunidades, con responsabilidad y conciencia social.

Si suponemos que ser buen ciudadano se aprende, deberemos incluir estas reflexiones cada vez que decidamos integrar estas herramientas tecnológicas a nuestros proyectos pedagógicos, es más, deberíamos plantearnos esto como un desafío educativo que atraviese todos los ámbitos donde estas nuevas tecnologías estén insertas.


Referencias bibliográficas

MÓDULO: BASES Y ACTUALIZACIONES EN TECNOLOGÍAS APLICADAS, Diplomatura en Educación y Nuevas Tecnologías 2009, FLACSO Argentina (Sesiones 1, 2, 3 y 4).

RHEINGOLD, H (2004), Multitudes Inteligentes, Gedisa, Barcelona.

sábado, 6 de junio de 2009

Las nuevas tecnologías: hacia dónde vamos y hacia dónde queremos ir

“¿Son las tecnologías las que producen los cambios culturales o son las demandas y prácticas culturales las que empujan al cambio tecnológico? Es difícil saberlo y tal vez la pregunta ya no sea pertinente”, sostiene Quevedo al final de su texto Migración digital, cultura y nuevas tecnologías.[1]
Más allá de si es pertinente o no, la pregunta no deja de ser útil como punto de partida para la reflexión. Desde hace tiempo, tengo la sensación que los acelerados avances tecnológicos no nos dan respiro, que son más rápidos que nuestra capacidad de reflexionar sobre ellos. Cuando comenzamos a intentar establecer las bases para la comprensión de los fenómenos que ellos generan, ya se están gestando otros.
Quizás por eso me pareció muy atractiva la idea de recurrir al mundo publicitario para analizar las nuevas tecnologías y la forma de relacionarnos con ellas. La verdad es que siempre he admirado mucho a quienes se dedican a la publicidad por su sensibilidad y habilidad para llegar a la gente, instalarse e instalar modas y hábitos. En este sentido, Eliseo Verón manifiesta que respeta mucho a los publicistas porque “tienen la capacidad de anticiparse a fenómenos de los que muchas veces el gran público no tiene idea”.[2]
De hecho muchas publicidades, sin prejuicios ni tabúes, nos dan pistas de algunos comportamientos, creencias y debates actuales o por venir. Veamos que nos dicen de las nuevas tecnologías, en especial de la telefonía móvil e Internet.
Promesas, potencialidades y límites de las nuevas tecnologías
Esto de que cualquier nueva tecnología viene a mejorarnos y hacernos más fácil la vida, es una idea muy extendida. En la actualidad, es difícil resistir a tamaña “verdad”.
La idea fuerza de la campaña publicitaria de FiberTel: “el futuro nos debía una”, de alguna manera, pone a la luz dicha verdad. Cada una de las piezas muestran irónicamente como algunos supuestos “adelantos” tecnológicos (autos voladores, robots…) con los que contaríamos en este siglo, nunca se concretaron. Pero, por el contrario, hay quien sí puede cumplir: FiberTel brinda ya, ahora, más velocidad a sus abonados al servicio de Internet.[3]
Daniel Cabrera en su texto Las promesas de las nuevas tecnologías sostiene que “los aparatos tecnológicos no son nada sin las promesas que los acompañan. La tecnología, a diferencia de la política y la religión, sí cumple con lo que promete”.[4]
En poco tiempo, nos hemos visto sorprendidos por nuevas tecnologías que integran cada vez más servicios, más eficaces. Pensemos por ejemplo en el teléfono, podemos hablar, enviar mensajes de todo tipo, sacar fotos, filmar, escuchar radio, música, leer una noticia, ver una novela, conectarse a Internet, navegar... Un aparato pequeño concentra más posibilidades de las que a veces somos capaces de aprovechar. Todos los medios en uno, todos los servicios en un aparato, a precios cada vez menores.
Al respecto Quevedo sostiene que “el cambio tecnológico, la reproducción en serie y el desarrollo de la industria cultural fueron creando objetos cada vez más pequeños, menos duraderos y reemplazables más rápidamente por otro mejor y con más prestaciones. De esta manera, podemos decir que aprendimos a convivir con la obsolescencia y hasta empezamos a imprimirle a la mutación de los objetos nuestra propia velocidad: hoy la frecuencia de recambio del celular es significativamente mayor que la vida útil de esos aparatos. Y lo más interesante (en todas las sociedades del mundo, incluyendo las nuestras) es que esta práctica atraviesa a todos los sectores sociales y niveles socioeconómicos”.[5]
Los celulares son los aparatos que más han evolucionado, pero en general los nuevos dispositivos tecnológicos, en poco tiempo, han ofrecido, a sus usuarios más aplicaciones, mayor capacidad de almacenamiento y mayor velocidad. Ahora bien, a medida que la tecnología evoluciona, se achica, concentra más funciones, se simplifica y se abarata, se ha hecho más accesible y más masiva. Cualidades que la compañía de telefonía móvil Claro ha sintetizado muy bien en su nombre y eslogan: “Es simple, es Claro”. No obstante todavía hay quienes no “disfrutan” de estos avances.
Paula Jure, en su texto Estado de la conectividad en Argentina y formas de apropiación de las tecnologías en el ámbito rural, sostiene que “en Argentina, así como en la mayoría de los países de Latinoamérica, las posibilidades reales de incorporar las TIC a la vida cotidiana no siempre son las óptimas. La distribución demográfica y sobre todo geográfica (grandes distancias y muchas zonas montañosas) torna en muchos casos casi imposible acceder a los servicios y tecnologías de comunicación”.[6]
De acuerdo a su análisis la realidad de nuestro país es compleja en términos de aprovechamiento de las TIC. “Por un lado tiene una teledensidad fija pobre y mal distribuida y una móvil con un enorme crecimiento pero insuficientemente repartida, con zonas significativas sin cobertura y un uso limitado por los costos e inadecuado para la actividad productiva; por otro lado, hay una brecha entre los ámbitos urbanos y rurales que se refiere no sólo a la distribución y acceso a los recursos de comunicaciones, sino también a la adquisición de las competencias necesarias para su utilización. Al mismo tiempo, el acceso a Internet -en franco crecimiento- reproduce la concentración urbana mencionada, dejando las áreas rurales libradas sólo a algunas iniciativas oficiales que si bien logran avanzar en la disminución de la brecha digital, también dejan en evidencia el largo camino que aún resta recorrer”.[7]
Como en muchos otros aspectos sociales y económicos, las zonas rurales son las más desfavorecidas. Allí, la brecha digital se evidencia no sólo en el acceso sino en el uso que de las tecnologías se hace.
Usos y apropiaciones de las nuevas tecnologías
Llegados hasta aquí se nos plantea el interrogante acerca de cómo y para qué incorporan estas nuevas tecnologías a sus vidas, las personas que tienen acceso a ellas. Quevedo dice que “un fenómeno cultural que acompaña esta expansión de tecnologías es el tipo de equipos de que se trata: son equipos personales, portátiles y personalizados. Sin lugar a dudas es el fruto de sociedades en constante movimiento, escenifican algo así como una especie de neo nomadismo, con individuos que necesitan revestirse de los objetos que utilizan, movilizarse con ellos, tenerlos siempre consigo”.[8]
Si bien el mencionado autor se refería en su texto a los teléfonos celulares, la cita cabe para explicar lo que pasa también con las computadoras portátiles, cada vez más accesibles y consumidas. Quienes disponen de ellas, se trasladan con ellas. Hay equipos diferentes para cada target y se pueden personalizar a gusto del usuario. Como también, vale la pena mencionarlo, se puede portar y personalizar el uso de Internet.
El “hombre caracol” del que habla Quevedo o el “estilo de vida móvil” (mobile lifestyle) del que hablan Aguado y Martínez, simplifican en un idea una forma de vida en la que cada persona ajusta a su medida su relación con el entorno laboral, familiar y social sin límites de tiempo y espacio. Pero que además supone un extra: la posibilidad de estar “siempre conectados”.
El concepto de “Comunidad MoviStar” que lanzó Telefónica para su línea de teléfonos móviles, puede ser útil para ilustrar este aspecto. Una de las últimas publicidades de la compañía muestra como todos se ponen de acuerdo para consolar la tristeza de un niño que ha perdido su globo. Con humor se pone en evidencia esto que es posible solucionar hasta las simples cosas si estamos en contacto. Contacto continuo y simultáneo, por supuesto.
En este sentido, Mirta Varela, en su texto La dinámica del cambio en los medios, sostiene que “flujo continuo y atención intermitente son dos aspectos inescindibles que van a formar parte de una relación más generalizada con los medios de comunicación, aún de aquellos que parecen limitarse a una comunicación interpersonal o más íntima. Los teléfonos celulares que permiten no discontinuar jamás las relaciones (la metáfora del cordón umbilical nunca pareció tan evidente como en el momento en que los teléfonos dejaron de tener cable) y, por supuesto, las computadoras. Las primeras formas de uso de una técnica siempre son rituales y discontinuos (se organiza un evento especial para su uso novedoso) pero rápidamente adquieren otro tipo de utilización”.[9]
Por otra parte, la relación con estas nuevas tecnologías supone, como ya hemos mencionado la convergencia de medios y servicios en un mismo aparato. “Desde el punto de vista de las prácticas culturales, el móvil sufrió su mayor transformación cuando se convirtió en una herramienta multimediática que permite conectarse a Internet, escuchar música o radio, jugar, tomar fotografías, enviar mails, ver TV y, además, mantener las relaciones sociales con la red de amigos y familia. Es decir, el móvil se convirtió en el receptáculo de todas las tecnologías disponibles y los usuarios profundizaron la personalización de estos aparatos: nuevas formas de volverlo portable, nuevas estéticas, nuevas redefiniciones de los usos y el despliegue de una nueva subjetividad donde los usuarios deciden si están o no disponibles, si aceptan o no ser reconocidos cuando llaman, estén donde estén físicamente. Nos encontramos así ante una nueva antropología de la presencia que se produce a través de un aparato que se ha convertido en el principal nodo de la convergencia digital”.[10]
Por último, retomando la cuestión del para qué de estas nuevas tecnologías, Jure dice que “algunos autores señalan que existe un desfasaje entre los usos del celular para la comunicación personal y su empleo en la actividad económica, lo que parece estar sucediendo en algunos sectores y fundamentalmente en el área rural”.[11] En realidad creo que más allá de que está creciendo sostenidamente la utilización de las nuevas tecnologías en el trabajo, la educación y otros ámbitos de la esfera social que trascienden lo personal, queda mucho por recorrer. Sólo basta pensar en lo complejo que es todavía, en muchos casos, incorporar estas nuevas tecnologías en la escuela.
Relaciones intergeneracionales y vínculos
Lo expuesto nos hace pensar que si bien podemos hablar de tendencias que describen el uso y las apropiaciones de las nuevas tecnologías, está claro que no todos se relacionan con ellas de la misma manera. Quevedo sostiene que “los jóvenes, por ejemplo, que han venido al mundo de forma contemporánea a estas tecnologías, comenzaron a usarlas e incorporarlas “naturalmente” a su equipamiento básico y se les pegan a su cuerpo como un elemento más de su indumentaria”.[12]
Esa naturalidad es la que puso en evidencia la publicidad de Personal, en la cual un hijo “grande” le enseña a su padre “pequeño” qué es y para qué sirve un portal WAP. La actitud pedagógica del niño deja al descubierto las diferencias intergeneracionales que caracterizan la incorporación de las nuevas tecnologías a la vida cotidiana.
Es más, como argumenta Gustavo Efrón en su texto Jóvenes: entre las culturas cibernéticas y la cultura letrada, “la configuración identitaria de ambos grupos de jóvenes está atravesada por una cultura que tiene como uno de sus ejes vertebradores centrales a los medios de comunicación y a las redes informáticas, con las mencionadas características de fragmentación y aleatoriedad, inmediatez, instantaneidad no secuencialidad, desjerarquización, velocidad y hedonismo”.[13] Las nuevas tecnologías definen en gran parte su relación con lo que los rodea (la familia, los amigos, el mundo) y su acceso al conocimiento.
Al respecto, el citado autor sostiene que “es verdad también que en el contexto de las culturas posmodernas, estos chicos protagonizan un debilitamiento de la identidad –entendida como algo fijo, estable-, y construyen identificaciones precarias, cambiantes, ligadas mucho más al mundo de las sensaciones que de las ideas. Sin embargo, los jóvenes pueden comprender e interactuar con distintos registros de realidad, diferentes lógicas operativas y modalidades comunicativas, sin que la mayor naturalidad con una de ellas implique necesariamente la negación de las otras. Hay también un espacio en ellos donde la razón funciona como principio ordenador, adonde abonan vestigios de la cultura letrada y el desarrollo conceptual. Se podría decir que existen planos superpuestos, en los que van asignando sentidos plurales y variados, con diversos niveles de significación”.[14]
En este sentido Varela se pregunta también qué tipo de lazos sociales se están generando y concluye “algunos autores, como Henry Jenkins, hablan de una ‘cultura de la convergencia’, una cultura que se basa en la inteligencia colectiva antes que en la individual, en los afectos, la participación y la construcción grupal. Jenkins tiene una mirada optimista que suele estar presente en aquellos autores que ponen el foco en el cambio técnico antes que en el cultural. En el lado opuesto, podríamos pensar en miradas críticas que subrayan el aspecto de incomunicación que esto produce”.[15]
Este debate también fue instalado en el mundo de la publicidad. Hace un par de años, la empresa Personal puso en pantalla una publicidad en la que un grupo de niños contemplaban a un hombre disfrazado de pingüino que cantaba. De repente sonaba el celular y el hombre se quitaba parte del disfraz para hablar. Los gestos de los niños era terribles: desilusión, desencanto, desconcierto. “Que la comunicación no nos incomunique”[16], decía al final. “Seamos responsables con el uso del celular”, concluía.
Para Cabrera, seguramente la primera frase habría sido un final más feliz que la segunda. “No hay reflexión sobre las nuevas tecnologías que no trate acerca de la ‘actitud adecuada’ frente a ellas. Como consecuencia el debate se orienta a cómo utilizarlas. Antes de usarlas, durante y después de su uso la pregunta debería ser siempre la misma: ¿qué mundo y qué sociedad se está generando? ¿Es esa la sociedad y el mundo que queremos como sujetos y como comunidad?”.[17]
Y yo me pregunto no deberíamos plantearnos qué mundo y qué sociedad queremos para decidir qué hacemos con ellas? Parafraseando a Quevedo, el final está abierto…

Citas bibliográficas
[1] Quevedo, Luis Alberto, Migración digital, cultura y nuevas tecnologías, en Curso de posgrado virtual Educación, imágenes y medios, Buenos Aires, FLACSO, 2008.

[2] Cultura audiovisual, medios y televisión. Conversación entre Eliseo Verón y Luis Alberto Quevedo, en Curso de posgrado virtual Educación, imágenes y medios, Buenos Aires, FLACSO, 2008.

[3] Ver videos ir a:
http://www.youtube.com/watch?v=WeCOpfLSQN8 - http://www.youtube.com/watch?v=KPogTyVlvz0&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=9NwZD8yHCbo&feature=related

[4] CABRERA, Daniel, Las promesas de las nuevas tecnologías, en Revista El Monitor N° 18, septiembre de 2008.

[5] QUEVEDO, Op.cit.

[6] JURE, Paula, Estado de la conectividad en Argentina y formas de apropiación de las tecnologías en el ámbito rural, en Curso de posgrado virtual Educación, imágenes y medios, Buenos Aires, FLACSO, 2008.

[7] Ibidem

[8] Quevedo, Op.cit.

[9] VARELA, Mirta, La dinámica del cambio en los medios. El miraba televisión, you tube, en Curso de posgrado virtual Educación, imágenes y medios, Buenos Aires, FLACSO, 2008.

[10] QUEVEDO, Op.cit.

[11] JURE, Op.cit.

[12] QUEVEDO, Op.cit.

[13] EFRÓN, Gustavo, Jóvenes: entre las culturas cibernéticas y la cultura letrada, en Curso de posgrado virtual Educación, imágenes y medios, Buenos Aires, FLACSO, 2008.

[14] Ibidem

[15] VARELA, Op.cit.

[16] Ver aviso en http://www.personal.com.ar/concienciacelular/07_ccelular_comerciales.html

[17] CABRERA, Opc.cit.

El presente texto es una adaptación de un trabajo de reflexión realizado durante mi cursado del posgrado en Educación, Imágenes y Medios dictado por la FLACSO en el 2008.